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Showing posts from 2007

Tour por Aguaclara. Canoa Style.

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Cuando estaba pequeño mis papás (guerreros ellos) nos llevaban a paseos muy a menudo, a diferentes parajes vallecaucanos: al valle, a la cordillera o al río, a este último íbamos por allá llegando al mar pacífico (¡qué diversidad que tiene el departamento!).  Un tío que ya no es tío,  p orque era tío político y pues la cosa con mi tía, la sanguínea de verdad, se les acabó; en esas épocas mozas tenía una cabaña por allá por un corregimiento que llama Aguaclara y aquí si déjenme decirles que el país que tenemos (si, Colombia) es una belleza, porque el río que heredó el nombre del corregimiento es el mejor río en el que yo he estado; y eso que además de catador de panes callejeros y ex amante del Coblan del Lleva, soy experto Paseodeollólogo, entonces sé qué estoy hablando cuando les digo que es un bañadero de perlas y no se diga más. En ese río el rito de comer presa de pollo sentado en roca, arrullado por el sonido de la corriente y pudiéndose limpiar en un charquito de la o

Mi hada de la risa

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Para seguir con el género blogístico que he fundado, denominado “género de panadería”, vuelvo a escenificar este post en una de estas; espacios virtuosos caracterizados por la gran cantidad de parva que ofrecen, pero sobretodo por la capacidad de generar insólitas situaciones en medio de pandeyucas, arepas y buñuelos. Como vimos en “Después de mucho”. Esta vez el recuerdo me lleva a Palmira, Valle. A la panadería por excelencia, la mejor panadería que recuerdo, y eso que soy un experto catador callejero de panes, de quesos y demás, la “Leal Ostín”, que ahora sólo le dicen “La Leal” pero que en las épocas en las que busco este recuerdo era llamada por todos los miembros de mi familia materna “Pan Ostín”. Esta panadería está ubicada en el barrio Obrero, en una esquina como todas las panaderías buenas; enfrente de la tienda del famoso Mono Barrios, sitio donde se presentan y presentaron inmarcesibles rascas de connotados y no tan connotados palmiranos, bajo la influencia del nu

Mi carrera de cantante.

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Después de mucho, a petición de mis lectores (los ocho de siempre), que han estado como insistentes con la cosa de que escriba las anécdotas que recordamos, de las que nos reímos cuando nos reunimos a tertuliar al calor de cafésconleches ya tan clásicos en las rutinas de algunos, pues ha llegado la hora…  Espero pues que el preámbulo pseudo-nostálgico no haya echado por la borda la atención de los dos nuevos que llegaron por equivocación o por recomendación de alguno de mis convidados asiduos a leer estas notas. Una cerveza tras otra en una panadería: beber en panadería es algo tan lamentable como tomar yogur con pitillo. Pero bueno, ahí estaba con mi amigo de bebeta, llamémosle Alejo a mi intrépido acompañante. Tomándonos unas “chelas” en las épocas en que no era alcohólico, en las épocas en las que no había dejado de serlo tampoco. Motivo: despecho (No es difícil deducir). Personaje: Karinita (novia del colegio y primeras notas universitarias). Nick Name: Jodie Foster.

El viejo Don César.

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Alboroté mi cabeza con lo recuerdos de la vieja cuadra donde crecimos mis hermanas, mis amigos, nuestras mascotas, nuestros recuerdos y yo; y quedé bastante picado con la chorrera de acontecimientos y personajes que se aparecieron de nuevo en mi cabeza, latiendo incesantes, como que no pudieran quedar por fuera  de comentario.  Así que he debido hacer el ejercicio y navegar los recuerdos para plasmar lo que ahora puedo hacerles saber.  Resulta que en aquella cuadra de Cali donde vivimos la infancia, la 2da H del barrio la Merced, éramos vecinos de un señor muy amable, muy estimado, muy de todo el viejo. Era oriundo de ese municipio vallecaucano conocido como El Cerrito, y pues tan costumbrista mi viejo querido que hacía lo posible para que la apariencia y el ambiente de su casa (y por ende de nuestra cuadra) no se alejaran mucho de los recuerdos de su mocedad. Se llamaba César, pero como yo fui educado con esa vaina de respetar mayores, le decía Don César (al igual que todos

Remembranzas de la 2da H

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"Vieja madera para arder,  viejo vino para beber,  viejos amigos en quien confiar,  y viejos autores para leer". Sir Francis Bacon Pasan y pasan los años y uno sigue con los mismos amigos, y si alguno se desaparece por un tiempo prolongado, al momento de volvernos a ver, es como si nunca hubiera pasado nada; la conversación sigue en el mismo punto donde se quedó y la retomamos de inmediato.  Los amigos de verdad rara vez los conseguimos cuando estamos mayores, tengo la impresión de que los grandes amigos que tenemos en la vida son los de la vieja guardia. Sí, todos los días conocemos gente, todos los días nos acercamos a más personas dependiendo de la labor que desempeñemos, el carisma que tenemos, lo que estudiamos, y cada día parecieran ser más seres humanos que inundan nuestras vidas, pero muy poquitos, de esa cantidad de gente, llegan a ser nuestros verdaderos amigos. Nuestros amigos pueden seguir siendo los mismos de siempre, pase lo que pase; desde el

El primero primario.

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En mis años mozos aprendí rápidamente que me identificaría de pleno en mis venideros con esa dedicatoria que mentan en una canción vallenata. La expresión dice: “A mi hermano Juancho, que nació pa´ vivir enamorao”. Señores, pues le ponemos Juliancho y da lo mismo.  Porque es de no creer tanto amor que me ha brotado por las chicas en mi vida; ahora con la sombra de todos los años que han pasado, me da un poco de de impresión confesar que mi primer beso de amor (porque para mi fue un beso de amor sincero) fue a la corta edad de 5 años. Y desde ahí para acá, muchos han sido dados y recordados (obvio unos menos, otros más; así como a las artífices, pero es que ¿quién se acuerda de todo, ah?). Y es una historia hasta linda mis queridos. Yo vivía todavía en la Palmira que me vió nacer, como al senador Chamorro, al pseudocantante, pseudoactor Marcelo Cezán, como al futbolista “Palmira” Salazar y como al desencaletado “Chupeta”. Por esas épocas de mi infancia enamorada los coc

No contábamos con Camilo Augusto.

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De las mejores costumbres que ha tenido siempre mi familia, que la tienen todos mis tíos y primos, todos ellos (los varones, las chicas pues los siguen, pero casi no van adelante), hay una disposición que hasta el día de hoy me impresiona, me emociona. Y es que bajo los efectos del alcohol logran armar siempre una fiesta inesperada en cualquier segundo; hay actitud de feria en cada momento y así fue el día que les relato. Una fecha en la que departíamos en una reunión cualquiera en nuestra Palmira natal, resultó que alguno de los mayores que ya estaba enfiestado dijera a los cuatro vientos: ¡Vámonos pa´ Bar lovento! Y de ahí en adelante la guachafa estaba institucionalizada, nadie chistó, nadie refunfuñó, todo el mundo agarró el primer corotico que encontró a las muy 9 PM, escogió montarse en algún carro de los que iban a subir a la finca y salimos para allá. Barlovento es una finca que queda en el corregimiento de Chontaduro, muy cerca de La Buitrera , escenario que vio n

Furia al volante.

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Recientemente tuve un encontronazo algo maluco con una fémina con quien estaba manteniendo unos amoríos algo tórridos, pero comentar el porqué de lo bochornosos no viene al caso; lo que sí puede venir al caso es que por causa de esa desenfrenada y loca pasión veraniega, volví a vivir y a recordar escenas que habían estado apartadas de mi vida desde hace mucho; esas situaciones en las cuales un ser descomunalmente furioso se apodera de mi y me lleva a comportamientos difíciles de controlar. Como diría el popular David Banner, antes de que sus ojos se pusieran estáticos y verdes, para luego convertirse en el célebre “Hombre Increíble”: - No soy yo cuando me enfado. (Tal vez eso fue lo que me dejó Hulk luego de que apareciera delante de mí todas las noches en esas épocas de la inocencia –Ver http://bit.ly/1Mxa3pF -). Bueno, prosigo… Algunos momentos de mi vida han sido terribles porque la furia hace de mi su residencia y el entendimiento me abandona; o más bien, otra mentalidad